dijous, 18 de desembre del 2008

Eugène Delacroix (Romanticismo) Mujeres de Argel (1834) Museo del Louvre, París (Francia)


Durante su breve estancia en Argelia (25-28 de junio 1832) Delacroix visitó un harén.
Fascinado por el ambiente, por la luz y los colores, tomó apuntes y trazó rápidos esbozos que luego elaboró en la tranquilidad de su estudio.
Su gran capacidad de dar un sentido a las cosas, a las formas y a las posturas, además, de la riqueza de la composición, de los colores y de los detalles, logra que una imagen aparentemente rica y serena adquiera un profundo significado de melancolía y tristeza propios de una prisión dorada.
Una atmósfera que invade toda la obra, patente sobre todo en la expresión de los rostros, en el abandono de los cuerpos, en la propia cualidad de la pintura.
La estructura compositiva subraya el abandono de la primera figura situada a la izquierda.
Las dos mujeres situadas en el centro parecen conversar sumisamente y están dispuestas, según la costumbre de Delacroix, en una especie de "contrapunto", es decir de reciprocidad de formas, que la postura y el volumen hacen más sugerentes.
La mujer de color situada a la derecha, que se vuelve para saludar con un gesto breve de la mano a sus compañeras, da la sensación de haber atravesado de puntillas toda la escena para desaparecer luego más allá de los límites del cuadro.
Este cuadro es a un tiempo, orientalista y romántico.
Destaca en el cuadro la forma en que la luz está representada, Delacroix quedó entusiasmado por la luz del norte de África y pretendió plasmarla en sus obras. Las carnaciones están tratadas con tonos bronceados, lo que refuerza el exotismo de la pintura.
En cuanto a la técnica, usó pequeño toques de color, independientes, lo cual explica que sea considerado precedente del impresionismo. Destaca sobre todo el tratamiento cromático que le dio a las ropas. De hecho, este cuadro sirvió de fuente de inspiración a autores impresionistas posteriores, sobre todo por su intenso colorido, logrado al aclarar el tono general mediante colores puros. Fuente: Entender la pintura, Edic. Orbis, 1989

4 comentaris:

Pilar Álamo ha dit...

A mí me gusta el aire de misterio que da la mujer de la izquierda, puede ser porque parte de su rostro queda en la sombra, Y además me parece que este cuadro tuvo que ser una clara influencia en la obra de Picasso las señoritas de Avignon, ¿verdad?.
Me siento bien volviendo a hacer comentarios en tu espacio ya que por diversos motivos no había podido.
Un abrazo amiga

Duncan de Gross ha dit...

A mi lo que más me gusta es la quietud. Verás, a mi cuando me dicen: Delacroix, enseguida lo relaciono con las verticales fuertes, con las composiciones tensas, el colorido bravo, el movimiento, la acción... Y sin embargo, este cuadro me refleja hasta cotidianidad...

clariana ha dit...

Sí, al estar en la sombra y un poco retirada produce misterio y aislamiento como bien dices y lo de Picasso también lo he leido.
Claro, es una época un poco especial para los profesores, al acabar el trimestre y a veces se junta con otras cosas. Ven cuando puedas Pilar, siempre serás bien recibida. Un beso.

clariana ha dit...

Es como una excepción en su obra, aunque debe tener algunos más de este tipo, pero sí que es cierto lo que dices, que por lo general es un pintor de acción, de movimiento, de fuerte colorido...
Gracias por tu comentario y un saludo.