ABRIGO DE CORZOS EN INVIERNO. Realismo. Musée de Beaux-Arts de Lyon (Francia.)
LAS GARBILLADORAS DE TRIGO. Realismo. Museo de Bellas Artes de Nantes. Nantes (Francia.)
Courbet no fue el único que se asomó a la vida del campo; Jean-François Millet no cesaba tampoco de describirla en una tela tras otra; pero su manera de verla era muy diferente. Courbet quería expresar la vitalidad revolucionaria del campesino que es consciente de la explotación de la que es objeto y, como los obreros de la ciudad, tiende a subvertir el orden injusto de la sociedad para transformar y mejorar sus condiciones de vida; contrariamente, Millet muestra más bien el otro aspecto de la personalidad de los campesinos: el lado resignado de quien no sabe ni consigue oponerse o rebelarse, agotado de cansancio, sometido al destino y a los acontecimientos. Así pues, tenemos por un lado la energía y la testarudez egocéntrica de Courbet y, por el otro, la austeridad, la religiosidad y la modestia de Millet. En este cuadro, Courbet revoluciona los cánones estéticos de la belleza femenina, tan apreciada por los pintores románticos y representa a unas campesinas trabajando (las modelos eran sus hermanas).
A menudo se le ha reprochado a Courbet la "vulgaridad" y la "trivialidad" de sus personajes femeninos, pero los críticos han tenido que reconocer finalmente que las sólidas figuras de Courbet tienen una vitalidad tan profunda y una presencia tan concreta que son más que simples representantes de la concepción poética miserabilista "de las pobres gentes del pueblo".
Más allá de sus intenciones de denuncia de una condición de vida, el cuadro de Courbet encuentra la fuerza y la belleza en la habilidad de la composición y en el juego de los colores. El rigor geométrico de la estructura formada por la fornida campesina que mueve su cedazo, mientras su compañera se apoya sobre los sacos de trigo y el pequeño campesino mira con curiosidad en la artesa, da una gran fuerza al cuadro. El rojo del vestido de la mujer que está en el centro de la escena, el verde del de su compañera, los tonos oscuros de la artesa y del niño surgen sobre los claros, amarillo y ocre, del fondo.
RETRATO DE JULIETTE COURBET COMO NIÑA DURMIENDO. Grafito en papel. Museo de Orsay. París (Francia.)
GAMO AVISTADO POR LOS OJEADORES. Realismo. Museo de Orsay. París (Francia.)
REFUGIO DE VENADOS. Realismo. Museo de Orsay. París (Francia.)
AUTORRETRATO CON PERRO NEGRO. Realismo. Musée de Petit-Palais. París (Francia.)
Ningún pintor muestra tanto placer o satisfacción al hacer su propio retrato. Baste con pensar en los autorretratos de Van Gogh, en los que el artista parece buscar el porqué de la existencia, el sentido de la vida y la muerte, o en los de Rembrandt, que marcan inexorablemente las etapas de su vida. Courbet se representa con una autocomplacencia ingenua, en las actitudes enfáticas y teatrales que gusta adoptar en su vida, forjándose una imagen romántica de héroe al estilo de Byron, desesperado (en el autorretrato de 1841, titulado justamente El desesperado, que parece representar el terror y la locura), emocionante (en el Hombre herido de 1844) o misterioso como es el presente caso.
Este Autorretrato con el perro negro le permitiría entrar por primera vez en el Salón, en 1844. El autor se pinta en un paisaje (probablemente el valle de Bonnevaux, en su provincia natal), conforme a la moda romántica introducida por los pintores ingleses de fines del XVIII.
El perro y Courbet forman un fuerte conjunto, punto de atracción en el paisaje del valle, estructurado en una composición piramidal, y junto al artista un libro y un bastón.
El pintor nos mira altiva y un tanto irónicamente, con el rostro enmarcado por las alas del sombrero oscuro y sus largos cabellos de estilo romántico. Los tonos oscuros de la cara del pintor y de la silueta del perro que destacan sobre las tonalidades luminosas del fondo ocre, azul y verde son el encanto del cuadro. Se pueden apreciar en el fondo rastros de espátula; el pintor utilizó aquí este instrumento por primera vez. A partir de entonces se serviría de él a menudo para extender la materia densa de sus colores.
EL HOMBRE HERIDO, 1844. Realismo. Museo de Orsay, París (Francia.)
Autorretrato de Courbet. El herido simboliza sin duda el hombre que la Muerte libera del Amor o el hombre en el que la belleza se revela sólo en el sufrimiento, ya que, como Courbet confiara a su amigo filósofo Proudhon: "...la verdadera belleza sólo se halla entre nosotros en el sufrimiento y el dolor".
PORTRAIT OF JO. Realismo. The Metropolitan Museum of Art. New York (USA.)
El cuadro representa a Johanna Hefferman, amante y futura esposa de James Abbot Mc Neill Whistler (pintor norteamericano emigrado a Europa, que trabajó en Londres y en París, amigo de Baudelaire, Mallarmé, Monet, Degas y Courbet, y precursor del art déco con su estilo musical cada vez más depurado y bidimensional) durante su estancia en Trouville en 1865, al mismo tiempo que Courbet. Se cuenta que este cuadro fue realizado en una sola sesión de pose, lo que parecen confirmar su frescura y su espontaneidad. Juliette Courbet, una de las hermanas del artista, habla de la joven dama, a quien visitó, en una carta a Castagnary de 1882. Cuenta que la llamaban "la Bella irlandesa", que recibía a los personajes más sobresalientes de París y que poseía varios cuadros de Courbet. Johanna serviría varias veces de modelo a Courbet y también a Touloue-Lautrec y por supuesto a Whistler. Los artistas quedaban fascinados por su cabellera llameante que enmarcaba su hermoso rostro. Esta cabellera flexible por la que deslizaba los dedos al peinarse constituye precisamente el motivo central de la tela de Courbet. Jo aparece de medio cuerpo y el encuadre está delimitado por el espejo que sostiene en su mano izquierda (soberbiamente dibujado). Este retrato formó parte de una serie de cuadros realizados entre 1860 y 1870, alternados con marinas pintadas en compañía de Whistler. Se caracterizan todos ellos por una búsqueda sensual y sensible de la luminosidad, que se encuentra también, por ejemplo, en La joven de las gaviotas o en Las tres inglesitas.
LAS FUENTES DEL LOUE. Realismo. Kunsthalle. Hamburgo (Alemania.)
TORMENTA EN ÉTRETAT. Realismo. Musée de Beaux-Arts. Dijon (Francia.)
Encabezamiento del blog. CAMPESINOS DE FLAGEY. Realismo. Musée de Beaux-Arts et d'Archéologie. Besancon. Francia.
Apunte biográfico.
Francia. (1819-1877)
Nació el 10 de Junio de 1819 en Ornans, en el seno de una próspera familia campesina, que le proporcionó una esmerada educación. En 1841 llegó a París, para seguir los deseos paternos de estudiar leyes, pero con la intención secreta de formarse como pintor copiando y analizando los maestros del Louvre. Estudió sobre todo a Velázquez y Ribera, y otros pintores del siglo XVII español.
En 1871 fué nombrado director de los museos de París por la revolucionaria Comuna de París, desde ese puesto, logró salvar las colecciones del Louvre del incendio de las Tullerías y del saqueo de las masas, pero sin embargo, tras la caída de la Comuna, fué acusado falsamente de haber permitido el derribo de La columna de Napoleón, situada en la Plaza Vendòme, fué encarcelado y obligado a expatriarse en 1873.
Se trasladó a vivir a Verey (Suiza) en donde falleció el 31 de Diciembre de 1877.
Fuentes. LA CIUDAD DE LA PINTURA y ENTENDER LA PINTURA, Ediciones Orbis, 1869